lunes, 11 de junio de 2007

AIRE

Del juego mediático al game over político.

Rafael Hierro




Las calculadas campañas de imagen, provenientes tanto del ámbito político como del siempre incipiente y voraz mercadeo, azoran nuestras esperanzas de progreso social y cultural. El estilo de vida que nos quieren vender, de acuerdo a sus planes de expansión, no es más que un tupido mallazo que constriñe y deseca nuestro tiempo de vida, nuestro momento creativo.

Podremos estar de acuerdo en que Canarias no es un buen ejemplo de cohabitación. Tampoco en eso se diferencia mucho de otros lugares con preeminencia del sistema trabajo-consumo. El espacio común de coexistencia nos viene determinado, de un lado por lo mercantil y del otro por el exceso de protagonismo del juego político y/o mediático. No nos basta, nunca ha sido así, con asomarnos a nuestras orillas para descansar el espíritu y la vista, aún siempre y cuando nuestras miradas se concentren en el horizonte y no se distraigan con la catástrofe urbanística y otras desgracias no sobrevenidas que asfixian literalmente nuestras costas.

También es cierto que algunos hemos tratado de mantener la ilusión de progreso lejos de los metros cuadrados de administración pública, de la melaza burocrática, del desierto de cemento y de la revolución de las hipotecas. Pero ¿por qué somos tan receptivos a las propuestas seudo liberadoras provenientes de un precario más allá de promesas publicitarias? Un mañana construido por el poder que nos abandona, muy a propósito en la cartografía urbana, y nos olvida como agentes sociales capaces de generar la restitución vital de los objetos de arte, especialmente de aquellos que no significan ornato, como es el caso de la escultura Emersión Atlántica del artista dominicano Marcos Lora-Read, patrimonio contemporáneo abandonado por la corporación cabildicia, que yace hace más de un año pudriéndose junto al mar en un solar propiedad del Cabildo de Gran Canaria. Como es el caso de los Encuentros Internacionales de Arte Contemporáneo de Osorio, inexplicablemente barridos por la escoba neoliberal del ex presidente Soria y su consejero Rosales. Como es el no menos triste suceso del Centro Insular de Cultura, convertido hoy en aparcamiento para funcionarios. Como es el cierre del Teatro Guiniguada, injustamente hurtado a la sociedad canaria desde la voracidad e incompetencia políticas, como son las múltiples componendas que conforma la, tantas veces mencionada, relatio delictorum de una falsa reconciliación con el mundo artístico y la propia ciudadanía.

Siempre desde esa cada vez más extraña otra cara de la sociedad canaria, comienzan a entrar en el juego político las bienales, que aún no sabemos si serán de la decoración urbana, si del desarrollismo a ultranza o de temáticas naturalistas y líricas de fin del mundo. Haciéndonos sentir como inadaptados personajes de nuestro propio tiempo vital, se nos ubica como meros espectadores de una especie de vídeo juego, del que únicamente podremos esperar el oportuno game over.




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CIRCULOS ABIERTOS
Por JIN TAIRA

Angels and devils flying with me trying to find the mystery.
Stars and galaxies, passing through, passing through…
Travelling, travelling, in a strange caravan,
Everybody is looking for something...

Money… Fame… Power…

Your soul is so ambitious that needs more and more.
When the circle is close you need to find another.
If your want to feel alive, you have to leave all...

I want to be a flying star, but an incombustible one.
I want to have a desire, but not a human one.
I don’t know what I am looking for. Please, can you answer?
I want to fly around the circle for all my life!

The circle that never ends…
The circle of our dreams…
The circle of your emotions…
The circle of your reason for living…

Flying Star es una canción que nos habla de la búsqueda de los caminos que elegimos y recorremos. Si nuestro camino es material, nos veremos obligados a recorrer un círculo vicioso que se consume en sí mismo. Al obtener lo ansiado, precisaremos de un nuevo arco que compondrá la base matriz de una vida basada en una cansina cadena de insatisfacciones. Si por el contrario nuestro camino tiene una meta abierta a lo intangible, el círculo nunca se consumará pues el avance a lo largo de un arco abierto tendrá el mismo sentido que el de aquel que busca Belleza, queriendo desesperadamente poseerla, a sabiendas que sólo podrá aspirar a obtener el fútil destello de un instante…y sin embargo le merecerá la pena…

Flying Star vio la luz a mediados de los noventa en el seno de un grupo de amigos de la Escuela de Arquitectura en quinto y sexto de carrera que nos reuníamos a escuchar, componer y tocar música. En aquella época, no nos faltaba mucho para terminar pero teníamos todas las incertidumbres creativas que cualquier estudiante puede tener cuando se le abren las puertas del nido y ha de volar por sí mismo. Las dudas se vuelven mayúsculas si todo lo que gira alrededor adquiere un tinte tambaleante y ficticio, y es entonces cuando se produce el momento en el que te tropiezas con la situación crítica que definirán tus propias circunstancias. Todas esas incertidumbres encontradas se canalizaron en preguntas, que determinaron su respuesta a través de impulsos creativos que surgían más espontáneos que preparados, llenos de ingenuidad, inconsciencia y de necesidad de respuestas. Nuestra absoluta sensación de desconocimiento se enfrentaba a la necesidad de ser honestos con nosotros mismos, y a las ansias intensas por aprender y descubrir los vehículos necesarios que definirían un modus operandi que buscaba la satisfacción personal a través de la entrega…

Durante toda el tiempo que duró la carrera, en la primera mitad de los noventa, no tuvimos oportunidad de enfrentarnos al público, nuestro futuro cliente, más que a través de iniciativas propias cuyo vínculo con la arquitectura a lo más que se habían acercado era a lo escenográfico, como en la película “LUZ” dirigida por Ignacio López Chueca, en aquel momento estudiante de arquitectura, y en la obra multimedia “CUCULCÁN, o serpiente emplumada” del Premio Nóbel de literatura guatemalteco Miguel Ángel Asturias, que los estudiantes de arquitectura llegamos a montar en una situación suicida rodeada de exámenes y presentaciones.

Paradójicamente, mi primer encuentro real con “el público” fue a través de trabajos creativos de interacción urbana, una vez terminada la carrera, al otro lado del globo: en Japón. Dentro del marco del taller “Anata to Watashi no isu (Tu silla y la mía)” organizado por la Architectural Institute of Japan (AIJ), en un trabajo con estudiantes japoneses, presentamos la “PUCHI PUCHI SEAT (La silla de plástico de burbujas)“ una alfombra – sándwich de 80 metros de longitud realizada en plástico de burbujas de tres centímetros de diámetro que envolvía decenas de objetos intencionados invitando lúdicamente a pisar, a bailar, a saltar, a correr, a sentarse, a tumbarse, en una palabra, a interaccionar con un objeto dispuesto en dos áreas concurridas de Tokio: el parque de Yoyogi y en las proximidades de Omotesandou. El objeto basó su éxito en el acto convulsivo de explotar burbujas del plástico, generando de esta forma sorpresa y atracción. Y por tanto el acercamiento y el establecimiento de una comunicación espontánea entre creador- espectador.

Otro movimiento de intervención urbana reseñable fue el evento de “MUKOJIMA NETWORKS” organizado en el marco del Distrito Sumida de Tokio, en una zona tan degradada como apasionante. Arquitectos, artistas, urbanistas, profesores, alumnos, voluntarios japoneses y extranjeros propusieron alternativas de reactivación urbana de la zona a través de actividades e instalaciones estratégicamente posicionadas. En colaboración con el arquitecto-escultor peruano Cesar Cornejo produjimos el “PAPER WALL” un entorno cerrado a base de washi (papel japonés) que enmarcaba un vacío urbano de propiedad comunitaria que servía como marco de interacción, donde la gente era invitada a escribir, dibujar, proyectar imágenes o reunirse. El proyecto se hacía eco de la arquitectura efímera del entorno, de la adaptación territorial, de la adopción de la naturaleza y de la relación exterior-interior inherente de Mukojima. Paralelamente organicé el “PAINTPATH” como una actividad organizada con los niños de la zona, haciéndonos eco del abandono por parte de los jóvenes de Mukojima que ha ido decayendo en un alarmante envejecimiento y por tanto un desvanecimiento de las esperanzas de regeneración. Decenas de niños nos acompañaron a conectar dos barrios del distrito de Sumida a través de un camino de dibujos temáticos con tizas de colores…

…Fundido en blanco…y abandonamos Japón…


CIRCULO CERRADO
…Apertura de diafragma…y estamos en Canarias... Un círculo cerrado signa el evento que convulsionó a artistas, arquitectos, urbanistas y paisajistas en el marco de las siete islas. De finales del año 2006 a comienzos del 2007. Asimilando un cambio de ciclo anual. Asimilando procesos de cambios efímeros en un territorio paisajístico, urbano y social que asistía atónita al intervencionismo. La situación inesperada para unos y planeada por otros dio lugar a un marco poco grato, entre lo político, los intereses de posición, la precipitación, el desencanto, la crítica ácida… El círculo del logo marcaría el antes y el después de un evento que se encerraría en sí mismo. Un evento que nació en el recelo y terminó para muchos de la misma manera… pero no para todos…

MIRANDO DENTRO DEL CÍRCULO
El evento, en su inesperado devenir, dio lugar a sorpresas, generando islotes creativos, como por ejemplo en el marco de la Bienal de la propia Escuela de Arquitectura en donde por algún instante pudimos mirar al interior del círculo y olvidarnos que recorríamos una figura cerrada. Y no es que la Escuela fuese inmune a la intranquilidad y recelo generado por la Bienal. Pero lo que quizás nadie se esperó es que al tomar una decisión final de apoyo, actuase en consecuencia y generase una vibración creativa, fresca e inesperada incluso para los propios participantes. Como estudiante en España no había podido disfrutar de una oportunidad como la que se les brindaba ahora a los estudiantes de arquitectura de la Escuela de Las Palmas, la de la generación de incursiones creativas efímeras que les permitiesen responder, reflejar y proponer preguntas generadas por sus inquietudes a través de lo construido; y que gracias a la invitación de Flora Pescador junto a Ángela Ruiz en los grupos de estudiantes OCHO Y NUEVE; y en la “CAJA NEGRA” junto a Eduardo Rega, tuve oportunidad de redimir.

CIRCULO ABIERTO
Los encuentros con los grupos de estudiantes dieron lugar a choques apasionantes de intercambios de opinión. Desde los conceptos, al resultado formal, pasando por los presupuestos, los sistemas constructivos o la elección de materiales… Los conceptos surgían de los grupos, y tan pronto emergían debían ser gestionados en parámetros reales, tanto a nivel de coherencia proyectual como en términos prácticos de resistencia, estabilidad, costo, tiempos de producción, seguridad, durabilidad, etc… La conversión del concepto a la cruda realidad generaba decepciones obvias en algunos estudiantes que se justificaban por el corsé de tiempo que asfixiaba a buena parte de los equipos… el amoldamiento de las ideas a unos cánones prácticos o a una coherencia de la idea eran interpretados en ocasiones como intrusismo creativo, apropiación del proyecto o cortapisas a voluntades particulares… sin darse cuenta en esa ocasión de que en realidad todos, alumnos, colaboradores y profesores estábamos en el mismo barco… olvidando así que las ideas matrices de cada instalación habían surgido de ellos mismos… olvidando el desconocimiento propio frente a la necesidad de echar mano de la experiencia que se ofrecía para dar respuestas con voluntades claras y coherentes, siempre con un trasfondo contestatario a las disfunciones del territorio canario… olvidando que el esfuerzo creativo de todos podría dar lugar a soluciones posibles abiertas a lo inesperado… y entonces… en ese momento crítico cuanto el proceso habría de ser interrumpido… entonces ocurrió…

El GRUPO 9 (Lancelot+ Yurena+ Mónica+ Minerva+ Noemí) buscaba la manera de poner en evidencia la falta de lugares de encuentro del Campus. La respuesta se tradujo en un termómetro empático del Campus. Tres escalas de valores: FRIO- TEMPLADO- CALIENTE inundaron en forma de cientos de pegatinas circulares el territorio universitario; mientras que en la pérgola del aparcamiento, frente al paso de cebra de acceso a la Escuela, conformaron un espacio-estar compuesto por bandas anaranjadas que colonizaban y reinterpretaban el entorno inmediato que tan pronto subían las escaleras como trepaban por la pérgola para anunciar provocativamente una secuencia tipográfica con la palabra “CALIENTE”, apuesta intencionada de un lugar inesperado como punto de encuentro.

El GRUPO 8 (Paula+ Micle+ Rocío+ Mario+ Berta+ Rayco) buscaba un foro contestatario, un lugar de encuentro abierto al encuentro entre lo real reflejado en profesionales y profesores frente a lo ideal marcado por los estudiantes. La respuesta final vino a través de una ingeniosa propuesta multi-capa, que generó un espacio que se transformaba y modificándose en un proceso cambiante a lo largo del propio evento de la Bienal que recreaba en tono crítico el deterioro especulativo de las islas. De un territorio de pinocha con una sutil intervención de unas estructuras ligeras blancas a su paulatina desaparición para hacer emerger un territorio urbano, de lógicas cartesianas, y de disección del paraíso perdido en minifundios adosados con forma de montículos rectangulares de pinocha colonizados por decenas de enanitos de colores. Una respuesta- protesta que generó un espacio sorprendente y cambiante a lo largo del evento.

La CAJA NEGRA junto a Eduardo Rega y levantada gracias a la colaboración de Fran, Chema y Ayose, era un proyecto dual de proyección de un video-pulso del estado del territorio urbano canario enfrentado a la opinión de diferentes profesores de Escuela y de la secuencia fotográfica del proceso de montaje de las diferentes instalaciones creadas por los estudiantes durante la Bienal. La Caja, que también fue testigo de una performance multimedia y de la proyección de la película KOYAANISQATSI de Godfrey Regio (1982), se convertía en un lugar de encuentro de lo real a lo ficticio. De lo permanente a lo efímero. De lo profesional a lo ingenuo. Del profesor al estudiante. Del presente y el futuro.

DESTRUIR ES CREAR
El Día 22 de Enero la serpiente viaria del Campus de Tafira se engalanó con sus mejores viandas. Cada grupo se acercó con mejor o peor fortuna a sus intenciones. Caras cansadas, expuestas al característico esfuerzo del sprint final. Caras satisfechas de haber terminado y haber llegado. Caras defraudadas por el infortunio y la falta de planificación. Caras relajadas del que fue a remolque. Caras enfadadas con otras caras. Caras cómplices con otras caras. Caras que buscaban otras caras que no aparecieron. Caras expectantes. Caras curiosas. Caras analizantes. Caras impasibles. Caras, caras y más caras…caras alrededor de un catering… caras alrededor de un esfuerzo creativo colectivo que a pesar de todo y todos veía su incontestable luz en aquel 22 de Enero…

Nada era perfecto. Los errores constructivos, de montaje, de elección de materiales, de composición, de ordenación existían… Pero como contestaba Grace Jones a Andy Warhol, “I am not perfect, but I am perfect for you”…Y así era… el trabajo creativo había generado un pulso de energía, una pequeña revolución que alteraba el devenir inexorable del Campus, para generar un destello de respuestas de jóvenes voluntades expresadas a lo largo de la espina dorsal de la carretera que serpenteaba uniendo todos los trabajos…

Y entonces llegó, de la misma manera que se fue. El fin de semana del 27-28 de enero llegó el temporal… y se lo llevó todo… Los perros vagabundos recorrieron los restos de las obras que aún permanecían a duras penas en sus lugares de origen… una perrita me acompañaba olisqueando temblorosa cada una de las instalaciones carretera abajo… mientras la cámara iba recogiendo testimonios de aquella desolación, el murmullo de la lluvia que ya amainaba abandonaba a la serpiente emplumada para orquestar un intranquilizador silencio… y en ese momento, sólo en ese momento de destrucción absoluta, sentí un escalofrío al percibir el destello de lo que siempre había estado buscando…

































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